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Desde hace años Lucy Cosme destaca por su activismo y su amor por Israel que difunde entre millones de cristianos en América Latina, llegando incluso a formar parte de una delegación de líderes cristianos que se reunió con el primer ministro Netanyahu para fortalecer los vínculos de amistad entre los pueblos.
En una entrevista exclusiva con Aurora, la destacada líder nos cuenta sobre su cariño hacia el pueblo judío y sobre sus numerosas experiencias de visita con Las Huellas del Cielo a la Tierra Santa que considera su "casa" y una fuente única de inspiración.
¿Por qué decidiste hacer un viaje a Israel? ¿Cuáles eran tus expectativas del viaje?
Siempre quiero ir a Israel, amo Israel. En Israel encuentro vez tras vez argumentos muy bonitos para inspirarme en cuanto a crecer en la vida, razones para ver el futuro de una manera más productiva, la resiliencia del pueblo judío y todo lo que han logrado en estos 71 años, demuestran que son un pueblo especial, diferente, y solo con estar ahí, en ese ambiente, descubrir lo que está pasando, conocer las innovaciones, hacer amigos, ya es una bendición extraordinaria.
Llena a uno de motivación, de fuerzas nuevas, además de que Israel es un país extraordinario desde su historia hasta sus últimos descubrimientos. Quiero agregar que, amo a Dios profundamente, al Dios de la Biblia que es el Dios de Israel, y es obvio que en el Israel moderno está la comprobación de cada una de las cosas que alguien puede soñar para su pueblo.
Siempre tengo mi disposición muy alta para ser una posibilidad a quienes aún no conocen Israel, y trabajo por el logro de llevar cada vez a más personas a este bello país. Como a Israel, lo siento parte de mi, es algo que lo he tomado como parte de mi agenda, de mis metas y de misma. Me duele el corazón cuando algunas personas dentro del cristianismo y aún fuera, no puedan ver a Israel así, para mi “el verdadero Israel” es ese que evoluciona día a día, un país maravilloso, que ha sabido sufrir, pero siempre quedar de pie, cuidando a sus ciudadanos y preservando sus raíces tanto o más que sus frutos.
¿Cuál fue el lugar más significativo que visitaste? ¿Por qué?
Siempre será Jerusalén, luego Tel Aviv, Tiberíades y ahora me encantó el desierto del Néguev.
Jerusalén es inigualable, hay que vivirlo, respirarlo, es una experiencia totalmente significativa, no me cansaría nunca de recomendarla. Mientras uno camina por sus calles, la energía te atraviesa y la sensación no se puede transmitir en palabras.
¿Qué sentiste al llegar a Tierra Santa?
Desde la primera vez que ingresé en el aeropuerto de Ben Gurión hasta el día de hoy, siempre siento lo mismo, la sensación de llegar a casa, es una emoción muy extraña y a la vez hermosa la que me invade, y al estar pisando tierra santa comienzo a vivir un sueño y es estar pisando mi hogar, lo que amo y percibo que lo que voy a vivir cada día mientras esté aquí, es especial. Debo decir que lo que me sucede nunca ha defraudado la realidad que vivo mientras estoy allí, cada día que he pasado en Israel, es un día bendecido para mi, nunca he pasado un día malo en Israel.
Un lugar tan relevante como único es el Kotel, allí puedes sentir que Dios te mira, te consuela y te entiende, es una sensación inexplicable. Considero un error llamarlo el Muro de las lamentaciones, porque es el muro de la gratitud y la esperanza.
¿Cuál es tu opinión acerca de la hermandad judeo-cristiana en Israel?
Mi opinión es que la hermandad judeo-cristiana es una de las formas más hermosas y respetuosas de coexistencia que se hace visible entre los pueblos. Saber que pertenecemos a la familia de la Fe, que tenemos raíces espirituales muy profundas y unidas, que sin tener todos los puntos de común acuerdo, podemos ser los mejores aliados, es una muestra al mundo de que la amistad no implica uniformidad, que es una decisión de madurez y aceptación, solo necesitamos respeto mutuo, la mano derecha no es la misma que la izquierda, pero trabajan en la misma misión.
Por ejemplo esa coexistencia espiritual y moral, defender el mismo libro, creer en la Torá, en el Dios de Israel, compartir nuestras raíces y principios de vida, hace más que suficiente para nosotros aplaudir la coexistencia del pueblo judío, el cristianismo tiene mucho que aprender sobre las raíces del judaísmo, que contienen elementos ricos y maravillosos.
El Judaísmo puede por su parte aprender del cristianismo que lo bueno se comparte, a ser más abiertos, y saber que hacer un mundo mejor se puede hacer no solo a travez de dar al mundo tecnología, inventos, curas médicas, si no que la amistad es una cura maravillosa, el amor es la mejor de todas las recetas, pero el hecho de que la gente nos vea unidos, desde mi óptica, es una de las cosas más hermosas que le podemos decir a la humanidad, como pueblos, dejando que nuestros frutos hablen con dulzura de los lazos de nuestras raíces.
¿Cuál fue el motivo por el que decidiste venir a Israel con Huellas del Cielo?
El motivo principal fue descubrir en el Capitán Kaplan, como muchos le llaman, un conocedor de su tierra con corazón de embajador, cuando lo conocí hace años, lo admiré enseguida, quedé fascinada con su mirada sobre Israel, cuando luego tuve la oportunidad de escuchar sus conferencias, su visión, pasión y amor por su pueblo, recargué mis deseos de aprender. Roni, quien es un gran amigo, al igual que su familia, es uno de los más especiales recursos que tiene Tierra Santa, porque dependiendo de quien te muestra un territorio y por qué, echas raíces o alas!
Huellas del Cielo es un viaje totalmente distinto a otros, es sencillamente magnífico. Huellas del Cielo tiene un diseño de viaje que combina la estancia de unas vacaciones bien planeadas, con una guía trabajada para conocer la profundidad tanto del Israel histórico, bíblico y moderno que en otros tours solo se puede observar en paradas flash.
El diseño del tour es especial, las atenciones, la seguridad, los guías, las charlas, todo es excelente. Tu puedes hacer el mismo tour en diferentes etapas cada vez más evolucionado, la gente que vuelve a Israel tiene la posibilidad de hacer un tour basado en lo que ya conoció en el primer tour, pero conociendo nuevos lugares y llevando el mismo hilo conductor, todo eso me encanta.
Yo llevo a la gente desde el primer día a conocer el Israel que ellos no imaginaron, pero que yo sí. Comienza el tour en Tel Aviv en el museo de Shimón Peres. Ahí vemos cómo Israel le muestra al mundo que hoy está alcanzando la Luna, los más poderosos avances tecnológicos, que un Israel humanista, sensible, visionario y cuando la gente ve eso y observa de donde proviene todo, entiende que siempre se puede alcanzar una estrella y que la inspiración en el pueblo de Israel, su fe y su resiliencia es una matriz de corte universal. El pueblo de Israel ha vivido las peores crisis y siguen de pie, porque poseen el hierro de la educación basada en la palabra de Dios.
Israel es el pueblo de Dios, es una tierra santa y es un ejemplo para todos los pueblos. Desde el primer día le enseñamos eso a la gente y todo el recorrido lo deja más que claro.
¿Recomendarías a otros cristianos hacer esta experiencia en Tierra Santa? ¿Por qué?
Claro, para eso estamos listos y puestos. No sólo lo recomendaría, los animo, no dejen de incluir un viaje como el de huellas del cielo en sus vidas y en sus vacaciones, es un viaje completo y necesario, un viaje de lujo a precio especial. Israel no debe conocerse sólo del aspecto religioso, es un pueblo que tiene demasiado, hay que conocer la cultura, la geografía, los avances, la historia y la geopolítica en este tiempo es vital, en un tour tradicional eso no se puede ver.
Para ser un buen cristiano hay que ir a Israel y Las Huellas del Cielo es la manera ideal.
Para más información sobre Las Huellas del Cielo puedes contactar con
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Lucy Cosme es una amante de Israel, conferencista, pastora, coach, autora, comunicadora de radio y televisión, activista por Israel en América Latina y Directora de la organización benéfica Villa Bendición en República Dominicana por 22 años.
Pacifico Comunicaciones
Victor Villasante