Septiembre 29, 2023
Asistimos a una guerra de desgaste en que ninguna de las dos partes obtiene resultados significativos y, por otra parte, en el frente político tampoco se perciben avances e iniciativas fructíferas.
Ataque con misiles rusos sobre Kiev. Foto: Wikipedia – CC BY 4.0 por Ricardo Angoso
Está cada vez más meridianamente claro que la contraofensiva ucraniana no ha conseguido los resultados esperados sobre el terreno, tal como en estos días han señalado fuentes de la inteligencia norteamericana y británica. Tras unos meses de gran desgaste y arrojo militar y humano, las fuerzas ucranianas, pese a haber recibido ingentes ayudas por parte de varios países occidentales para llevar a cabo su contraofensiva, apenas han conseguido recuperar unos 500 kilómetros de los miles que ocupan los rusos. Sus bajas podrían superar las 26.000 -según fuentes rusas- y sus fuerzas están extenuadas, mientras aumenta el cansancio y la desesperación entre una población civil fuertemente castigada por los bombardeos rusos.
Un informe de la comunidad de inteligencia estadounidense citado por The Washington Post dice que la ofensiva de Ucrania fracasó al no alcanzar su objetivo declarado, tomar la ciudad de Melitopol. Tampoco ha conseguido Ucrania que sus fuerzas lleguen hasta los límites de Crimea, detectándose solamente avances en el área occidental de Donetsk-este de Zaporiyia y en el oeste de óblast Zaporiyia. Rusia, por ahora, se ha mantenido a la defensiva exitosamente después de meses reforzando sus defensas y enviando nuevas fuerzas a las frentes de batalla.
Según la inteligencia norteamericana, citada por el ya referido The Washington Post, el problema de los ucranianos es que tienen demasiadas tropas, incluidas algunas de sus mejores unidades de combate, en los lugares equivocados. Los comandantes ucranianos han dividido las tropas y el poder de fuego en partes iguales entre el este y el sur del país, motivo que explicaría en parte por qué Ucrania no puede cortar las líneas de suministro de los rusos.
El mismo diario norteamericano seguía señalando que la defensa rusa del suelo conquistado está dando buenos resultados hasta el momento, una defensa establecida a partir de campos minados y trincheras. Esto dificulta que las tropas ucranianas puedan tomar Melitopol, fundamental para la contraofensiva porque se encuentra en la intersección de dos importantes carreteras y una línea ferroviaria que permiten a Rusia trasladar personal y equipo militar desde la península a otros territorios ocupados en el sur de Ucrania.
Hasta ahora, tras unos meses realmente sangrientos para ambas fuerzas, las fuerzas ucranianas ubicadas el norte de Donetsk han tratado de flanquear a las tropas rusas atrincheradas en las ruinas de Bajmut, que capturaron con un enorme coste humano en mayo, su única victoria significativa desde el verano pasado. Debido a esta importancia simbólica para Moscú, los ucranianos cuentan con la probabilidad de que no permita a los defensores rusos de Bajmut cederla en una retirada táctica, por lo que presionar en el frente tiene el efecto de fijar a un gran número de fuerzas enemigas en la zona e impide que refuercen los puntos débiles que surjan en el frente de 1.000 kilómetros.
El resumen de todos estos movimientos es que realmente los ucranianos no han podido romper las líneas defensivas rusas y avanzar significativamente recuperando territorios en los frentes de batalla, mientras que Rusia resiste tenazmente en los territorios conquistados y ha sufrido pérdidas en términos estratégicos poco significativas. En estas circunstancias, se puede concluir que asistimos desde hace varias semanas a la consolidación de lo que se denomina como una guerra de desgaste, en que ambos bandos se atribuyen avances y sin que realmente los frentes se muevan. Mención aparte merecen los ataques ucranianos con drones a objetivos militares en Moscú y Crimea, así como un posible desembarco de una unidad especial ucraniana (GUR) en esta península arrebatada por Rusia a Ucrania, lo que revelaría graves fallos en las defensas rusas en este territorio.
INICIATIVAS POLITICAS Y DIPLOMATICAS
Mientras la guerra continúa su curso, el Alto Representante de la UE para Política Exterior y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, ha avanzado que “se trabaja” en un encuentro “de alto nivel” sobre la paz en Ucrania que “probablemente” se celebrará durante la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas a finales de septiembre.
Este nuevo encuentro se celebrará tras la reunión que tuvo lugar a principios de agosto en Yedá (Arabia Saudí), con la participación de “más de 40 países”, incluyendo China, y que, según ha destacado Borrell, fue “otro paso de Ucrania para conseguir que la comunidad internacional haga presión sobre Rusia para que la guerra se pare”.
El problema radica en que todas estas iniciativas diplomáticas están condenadas al fracaso si no cuentan con la presencia de Rusia, el país que atacó y ocupó Ucrania. Sin Rusia toda conferencia sobre la guerra de Ucrania está condenada al fracaso y carece de sentido, tal como se ha visto en Yedá recientemente. Sin embargo, no se percibe por parte de Rusia voluntad política y diplomática para poner fin por la vía negociada al conflicto, sino más bien lo contrario. Tras la muerte del jefe de las milicias Wagner, Evgeny Prigozhin, en un confuso “accidente”, el presidente ruso Vladimir Putin, al expresar sus condolencias, volvió a referirse al gobierno de Kiev como “neonazi”.
China, por su parte, después de haber fracasado con su plan de paz, que fue rechazado por Occidente y la misma Ucrania, ha vuelto a la carga y trata de desbloquear el actual punto muerto. No ha pasado desapercibida para los observadores la reciente gira del ministro de Defensa chino, Li Shangfu, a Rusia y Bielorrusia. Durante su visita, este dirigente chino se reunió con destacados líderes políticos locales, aunque el Gobierno chino ha brindado pocos detalles sobre la agenda exacta. No cabe duda que el embrollo ucraniano estaría en la agenda de esta enigmática visita.
FUENTES CONSULTADAS:
El Economista https://www.eleconomista.es/economia/noticias/12413808/08/23/borrell-anuncia-una-cumbre-al-maximo-nivel-sobre-ucrania.html
Ecoavant https://www.ecoavant.com/actualidad/mapa-de-la-guerra-en-ucrania-a-14-de-agosto-2023_11839_102.html
La Razón https://www.larazon.es/internacional/inteligencia-eeuu-senala-cual-error-contraofensiva-ucraniana_2023082364e5b0c95df8e30001e030cb.html.
Drones iraníes en una base subterránea Foto: Fars News Agency CC BY 4.0 Los viajes de la delegación rusa a Irán se produjeron el 8 de junio y el 15 de julio, según Washington.
Drones iraníes en una base subterránea Foto: Fars News Agency CC BY 4.0 Estados Unidos aseguró este sábado que una delegación rusa visitó Irán dos veces, una en junio y otra en julio, para ver una demostración del funcionamiento de unos sofisticados drones armados que el Kremlin supuestamente quiere usar en la guerra en Ucrania, afirmó un funcionario estadounidense.
Esta es la primera vez que EE.UU. tiene datos de visitas de una delegación rusa para examinar el funcionamiento de drones en la base iraní de Kashan, situada al norte de la ciudad de Isfahán (centro del país), indicó el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.
Los viajes de la delegación rusa a Irán se produjeron el 8 de junio y el 15 de julio, según Washington.
La Casa Blanca publicó unas imágenes obtenidas vía satélite en las que, según EE.UU., se ve cómo los iraníes estaban haciendo una demostración a una delegación rusa del funcionamiento de dos tipos de drones, el Shahed 191 y el Shahed 129, ambos supuestamente capaces de entrar en combate.
https://aurora-israel.co.il/eeuu-una-delegacion-rusa-visito-iran-para-evaluar-drones-armados-para-ucrania/ Mientras la demostración estaba produciéndose, un avión ruso estaba sobre el terreno, de acuerdo con la Casa Blanca.
SRC://aurora-israel.co.il/eeuu-una-delegacion-rusa-visito-iran-para-evaluar-drones-armados-para-ucrania/
La semana pasada, Sullivan dijo que tenía información de que Irán se está preparando para entregar a Rusia cientos de drones para que Moscú los use en su ofensiva militar contra Ucrania.
En reacción, el Gobierno iraní ha confirmado que Irán y Rusia están colaborando en campos tecnológicos, pero alegó que esa cooperación no es nueva y precede a la guerra en Ucrania.
La Casa Blanca ha difundido esta nueva información de inteligencia el mismo día en el que el presidente estadounidense, Joe Biden, habló sobre las amenazas de Irán en una cumbre del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) durante su visita a Arabia Saudita. EFE y Aurora
Fuente :Aurora Digital
Pacífico Comunicaciones
Victor Villasante
La guerra de Ucrania podría tener efectos desestabilizadores en toda la región.
Rîbnița, zona norte de Transnistria – Foto: Wikipedia – CC BY-SA 2.5 Ricardo Angoso
Ya nadie descarta que Putin trate de extender su corredor territorial desde el Donbás hasta Transnistria después de devastar las ciudades de Mariúpol y Odesa, pero también en el punto de mira de Rusia están Georgia, Armenia, Polonia y las repúblicas bálticas. El conflicto apenas acaba de comenzar y no se sabe a ciencia cuándo terminará esta guerra que se prevé sea más larga que el paseo militar que esperaban los estrategas del Kremlin.
Hace más de treinta años, concretamente en julio de 1991, estallaba la guerra de los diez días entre la recién independizada Eslovenia y las tropas federales del ejército yugoslavo, en lo que parecía ser una escaramuza más entre ambas fuerzas y que, sin embargo, acabó desembocando en un sinfín de guerras civiles yugoslavas. La batalla, que apenas duró dos semanas y terminó con la derrota de los yugoslavos de una forma humillante, dio paso después a las guerras croata, bosnia, macedonia y, años más tarde, al no cerrado conflicto de Kosovo, que comenzó en el año 1999. Casi diez años duró esta tragedia que dejó en el camino miles de muertos, millones de refugiados y desplazados y una destrucción material y económica de la que apenas han ido saliendo estos países de la región balcánica.
De la misma forma que entonces, conocemos hoy cuándo y cómo comenzó la guerra de Rusia contra Ucrania, pero nadie sabe a ciencia cierta cuándo será el final y cuántos países se verán inmersos en la misma. Por ahora, todos los vecinos de Ucrania, pero sobre todo Eslovaquia, Hungría, Moldavia y Polonia, y en menor medida Bielorrusia, ya están sufriendo en sus carnes la llegada de auténticas riadas de refugiados y eso que apenas la crisis acaba de comenzar. Ya podrían haber salido de Ucrania casi unos seis millones de refugiados, aunque, sin embargo, el número podría aumentar vertiginosamente porque, según ha anunciado el ACNUR -Alto Comisionado de las Naciones para los refugiados-, hay unos doce millones de ucranianos atrapados dentro del país en zonas de conflicto que previsiblemente acabarán saliendo del país ocupado y agredido para buscar refugio en los países vecinos.
A esta contingencia humanitaria, que ya bordea los de catástrofe y los límites de la capacidad de atención de estos países, que han tenido un comportamiento ejemplar y digno, hay que añadir que Rusia trata de desestabilizar con todos los medios a la región. Los civiles, tal como hemos visto a través de las imágenes que nos llegan de Ucrania, se han convertido en un objetivo militar de Rusia, bien sea para eliminarlos físicamente en sus casas reducidas a añicos por la aviación rusa o la artillería o para obligarlos a marcharse causando daños a todos sus vecinos, que tendrán que dedicar ingentes recursos humanos y económicos para atenderles en sus necesidades sanitarias, educativas, alimenticias y de vivienda.
En los últimos días, en una acción coordinada de Moscú por provocar una crisis regional de más alto calado que la agresión a Ucrania, Moldavia ha denunciado a ocho agentes secretos rusos de haber provocado las acciones terroristas que se han producido en Transnistria en las últimas semanas. El objetivo de las mismas es forzar a Rusia a una agresión parecida a la Ucrania contra Moldavia y anexionarse Transnistria en aras de garantizar la “seguridad” de la comunidad rusa de dicha región. Argumentos falaces y ruines para justificar otra guerra.
Cabe la pena recordar que desde el año 1991, cuando estalló la guerra civil en Moldavia, entre el gobierno de Chisinau y las milicias separatistas de Transnistria, Rusia apoyó descaradamente a los secesionistas y fomentó la creación de una entidad ilegal en la región recién “independizada” con la ayuda del XIV Ejército ruso. La situación de Transnistria se ha mantenido desde 1992 inalterable y todas las tentativas de búsqueda de una solución política entre las partes han fracasado, en gran medida porque Rusia quiere mantener su papel de mediador y evitar, a toda costa, la entrada de este país en la UE y la OTAN, tal como desea el ejecutivo proeuropeo de Moldavia y que Moscú se niega a aceptar.
Ya un general ruso, participante en la agresión a Ucrania, ha anunciado que el objetivo final de la campaña rusa en Ucrania podría ser el extender el corredor “humanitario” que los rusos trazan a sangre y fuego en este país hasta la región fronteriza entre el país agredido y Moldavia. De cumplirse este objetivo, que pasaría también con la toma de la estratégica ciudad de Odesa, tan importante como la devastada y ciudad mártir de Mariúpol, no cabe duda que los rusos no se detendrían a las puertas de Moldavia sin anexionarse la ahora aislada y desconectada Transnistria. Por lo pronto sus habitantes, rusos y de origen moldavo, conocedores de la brutalidad rusa y de cómo se las gastan las fuerzas de Vladimir Putin, han huido por miles llevándose las pocas pertenecías que podían en sus autos hacia Moldavia e incluso la bombardeada Ucrania.

TRANSNISTRIA, ARMENIA, GEORGIA…
Si se consumara el crimen contra Transnistria, algo que no se debe descartar dado el comportamiento genocida y criminal del sátrapa de Moscú, los demás vecinos, tales como Armenia, Georgia, Polonia y las “traidoras” -según el argot de Moscú- repúblicas bálticas, también estarán en peligro. Armenia ya fue castigada por Moscú, en septiembre de 2020, tras un ataque de Azerbaiyán a la región de Nagorno Narabah, que fue casi ocupada por los azeríes para gran humillación de los armenios que perdían tierras que les habían pertenecido durante siglos. Los coqueteos políticos y diplomáticos de Armenia con los Estados Unidos y la Unión Europea (UE) provocaron la pasividad rusa ante este ataque de los azeríes, con la inestimable ayuda militar y material de Turquía, y tan solo intervinieron cuando vieron que su antaño fiel aliado estaba a punto de colapsar. Rusia después, como país “pacificador”, impuso un plan de paz a su medida y la presencia de un contingente militar ruso en la zona para evitar enfrentamientos entre las partes, pero Armenia perdió unos siete mil kilómetros cuadrados para siempre. Armenia nunca más volverá a tratar de reorientar su política exterior hacia Occidente porque la bota rusa se lo impedirá. Así se las gastan los rusos con sus “hermanos” y “amigos”.
Georgia, que también tenía en su punto de mira un acercamiento y una previsible integración en la OTAN y la UE, también se lo pensará dos veces tras la violenta y salvaje agresión de Rusia a Ucrania. Ya con dos regiones ocupadas -Osetia del Sur y Abjasia- los georgianos saben que Rusia no dudaría en volver a intervenir si las negociaciones con la OTAN avanzaran en buena dirección; los georgianos ya tuvieron en la nuca al «oso” ruso, en el año 2008, en que casi el ejército ruso llega hasta la capital misma de Georgia, Tiflis. Aunque existe el temor de que Rusia podría atacar algún día a algún miembro de la OTAN, como Polonia o los países bálticos, no parece que eso vaya a ser un escenario muy probable, ya que tal ataque provocaría una segura tercera guerra mundial, armamento nuclear por medio, y sería la segura destrucción de todos los participantes en la misma. Veremos qué pasa.
Fuente :Aurora Digital
En un hotel colmado de refugiados ucranianos al norte de Tel Aviv y en ocasión del día en recuerdo de las víctimas del Holocausto, Giandi Dubin, sobreviviente del sitio de Mariúpol, relata las dos veces que la guerra destrozó su vida. Consecuencia del bombardeo del hospital de niños de Mariupol, 9 de marzo de 2022 Foto ilustración: Armyinform.com.ua vía Wikimedia Commons CC BY 4.0 Perseguido por los nazis recién nacido y, con 81 años, bombardeado por los rusos.
«Cuando la guerra comenzó, y los rusos empezaron a bombardear Mariúpol con saña, no podía creer estar en ese estado de desamparo y angustia que provoca una guerra otra vez», cuenta Dubin, quien hace solo díez días que salió de Ucrania y por fin se siente a salvo en Israel.
Dubin muestra con orgullo su carné de la Conferencia de Claims que le acredita como sobreviviente del Holocausto. Nació en 1941, en un sótano de la antigua Stalingrado (actual Volgogrado en Rusia), a donde sus padres fueron evacuados desde Mariúpol cuando los nazis acechaban esa ciudad que siempre albergó una notable comunidad judía.
«Mi padre trabajaba en la fábrica metalúrgica de Mariúpol, que era estratégica y vital para el Ejército rojo, por lo que evacuaron a toda la plantilla y sus familias en Stalingrado para que la fábrica siguiera funcionando», explica Dubin en el hotel Park de Netanya, en la costa del centro de Israel, donde vive temporalmente con otros refugiados ucranianos judíos.
MEMORIA HISTÓRICA
Dubin es el protagonista del encuentro «Zikaron BaSalon» (Memoria en el salón), para contar su historia de supervivencia, una iniciativa que se repite desde hace once años en esta fecha, cuando Israel se pone de luto en el Día en Recuerdo de las Víctimas del Holocausto, que comienza el atardecer del 27 del mes nisán del calendario hebreo.
Este año recuerdan a los 2,7 millones de judíos exterminados en la antigua Unión Soviética, del total de 6 millones que murieron en el Holocausto.
Dubin prosigue su relato emocionado sobre la primera vez que la guerra le obligó a huir, cuando todavía estaba en el vientre de su madre. Ella estaba al final de su embarazo cuando salieron de Mariúpol, tras poner a salvo a sus dos hijos mayores mandándolos al Cáucaso con la abuela. Años después supieron que los nazis los mataron.
De Stalingrado fueron a Siberia y, no fue hasta 1948, ya terminada la II Guerra Mundial, que regresaron a Mariúpol, en la costa del mar de Azov.
«Allí crecí y tuve una vida feliz. Me casé, tuve una hija de la que estoy muy orgulloso, trabajé como profesor de física en la universidad y compré una linda casa unifamilar en un barrio residencial a las afueras de Mariúpol», resume Dubin.
«Hasta que llegó otra guerra», puntualiza después de una larga pausa para pasar a contar el infierno del cerco ruso a Mariúpol, el capítulo más cruento de la guerra en Ucrania, donde se estima que han muerto más de 20.000 civiles y 100.000 siguen atrapados bajo las bombas.
«Era una ciudad llena de vida, parques y zonas verdes. Hoy todo es gris de ceniza y ruinas», lamenta Dubin sobre la devastación de Mariúpol, «ciudad inundada de cadáveres hoy otra vez, como ya pasó hace 80 años».
«Es el mismo estado de desamparo que vivieron mis padres hace 80 años. Rezo para que la guerra termine y nadie tenga que vivir algo así nunca más», señala.
INFIERNO EN MARIÚPOL
Dubin, su esposa Valentina y su hija Tatiana se escondieron en el sótano de casa el 25 de febrero, cuando comenzaron los bombardeos, hasta el 5 de marzo. «Mi hija se dio cuenta de que los bombardeos seguían un patrón temporal y había 40 minutos entre bombas. Ese día, después de un bombardeo nos dijo que era el momento de huir».
El matrimonio no quería pero Tatiana les convenció. Fueron en su coche a casa de unos familiares en el centro de la ciudad, que entonces era seguro. Pero los ataques rusos llegaron ahí también y el 15 de marzo, todos -un total de siete personas- huyeron de nuevo en ese mismo coche.
«No teníamos nada que comer. En cuanto logramos escapar, paramos el coche y mi hija hizo una sopa con lo que encontramos por el campo y agua de lluvia», recuerda, hasta que llegaron a un improvisado campo de evacuados, donde escaseaba la comida y durmieron en el suelo en sacos muertos de frío.
Su mujer había memorizado el número de una línea de ayuda de la organización judía Chesed y llamaron inmediatamente. Les pidieron que viajaran hasta Zaporiya, donde les habían reservado un hotel. «Fue la primera vez en semanas que pude dormir, comer bien y beber agua potable». señala Dubin.
Luego siguió un periplo por Dnipro y Vinytsia hasta que voluntarios de Chesed les informaron de que el 18 de abril, hace solo 10 días, un coche les llevaría a la frontera con Polonia -él y su mujer la tuvieron que cruzar en silla de ruedas porque no tenían fuerza para caminar- y de ahí a Varsovia. Al día siguiente tomaron un avión a Israel.
«Ahora me siento a salvo, vuelvo a tener esperanza y un hogar», indica Dubin, agradecido por la segunda oportunidad que le brinda Israel, «una nación judía fuerte con la que no pudieron contar sus padres» que ha acogido a 16.000 refugiados ucranianos judíos. EFE
La invasión de Ucrania por parte de Rusia cambia el orden internacional quizá para siempre y traerá importantes cambios estratégicos para el mundo.
Mapa que muestra dos supuestos planes rusos publicados por separado por Bild ​ y el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales enero 2022 – Foto: Wikipedia – CC0 Ricardo Angoso
En apenas diez días, los que van del ataque ruso a Ucrania hasta hoy, el mundo ha cambiado y quizá para siempre. Muchas serán las consecuencias geopolíticas de esta invasión -y no guerra como dice la izquierda de medio mundo- por parte de Rusia a este país europeo, en una ocupación injusta, injustificada y desproporcionada en los medios militares utilizados.
Mintiendo a todos y a todo el mundo, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha demostrado al planeta que no es un personaje ni fiable ni con el que se pueda buscar el entendimiento diplomático, sino más bien lo contrario: solamente entiende el lenguaje de las armas y la guerra. Su instinto brutal y despiadado, tal como han mostrado con sus formas atacando a la población civil ucraniana, han revelado de hasta dónde estaba dispuesto a llegar. Estas serán las consecuencias geoestratégicas de esta guerra recién comenzada y que nadie sabe cómo acabará, aunque queda claro que comienza una nueva Guerra Fría de consecuencias inciertas y, seguramente, turbulentas.
La cohesión y sorprendente unidad de la Unión Europea y la OTAN. Tendremos que darle las gracias al sátrapa Putin por haber logrado en unos días algo que nadie había logrado en medio siglo: la unidad de la Unión Europea y la OTAN, junto a los Estados Unidos y todo el mundo occidental, en favor de la causa ucrania. Nadie en todo Occidente, salvo la extrema izquierda residual y la extrema derecha fanática y enloquecida trumpiana, apoyan la cruzada rusa en Ucrania. Nadie, salvo cuatro tarados desprestigiados totalmente y los diarios serviles a la causa rusa, apoya a Putin en su delirio imperial. Putin está absolutamente solo 2. El descrédito absoluto de Rusia en la escena internacional. A partir de ahora, y seguramente durante muchos años, Rusia se ha granjeado un descrédito internacional único desde los tiempos de la Alemania nazi, a la que, al final de la Segunda Guerra Mundial, le habían declarado la guerra decenas de naciones. Los rusos, a tenor de esta invasión y la consiguiente cascada de sanciones decretadas por la UE y los Estados Unidos, se convertirán en los nuevos parias del siglo XXI. Aparte que, en apenas unos días, con el hundimiento del rublo y la inflación descontrolada, los rusos son hoy mucho más pobres, con menos poder adquisitivo, y quedan atrapados en esa gran ergástula llamada Federación Rusa.
3. El indiscutible liderazgo de los Estados Unidos en Occidente. El mundo libre, desde Ucrania hasta Islandia, desde Taiwán hasta Florida, mira hoy hacia los Estados Unidos, nación líder en el mundo que puede garantizar la libertad y la democracia en el planeta frente a los delirios totalitarios e imperialistas de Putin. Si Estados Unidos cumple su deber como garante de las libertades y los derechos humanos en toda Europa, el mundo libre podrá hacer frente a este gran desafío y golpear a Rusia de una forma rotunda y contundente.
4. La redifinición del papel de China en el nuevo orden mundial. China, aunque asomó los dientes antes y durante la ocupación de Ucrania quizá con la intención de anexionarse a Taiwán siguiendo los pasos de Rusia, se está mostrando moderada y menos beligerante de lo que cabía esperar, incluso exhortando a Moscú a una mayor moderación. Su papel en esta crisis, si muestra cordura y se ofreciera a la mediación ante Moscú, será vital para el desenlace de la crisis en las próximas semanas.
5. Probablemente desaparecerá Ucrania de la escena europea. Es un escenario que, a tenor lo que está ocurriendo, no debería descartarse. En cualquier caso, la nueva Ucrania que surja tras la guerra será muy distinta a la que conocemos actualmente en los mapas y casi con toda seguridad las regiones del Este, el Donbas, junto con otros territorios serán anexionados por Rusia tras la invasión. Crimea fue el experimento, Ucrania es la demostración del mismo.
6. La periferia rusa queda bajo amenaza. Ahora cayó Ucrania y seguramente Putin no se va a detener en sus planes neoimperialistas. Bielorrusia, que sorprendentemente y a mi entender erróneamente, ha apoyado a Rusia quedará subordinada a partir de ahora a los interés geoestratégicos de Rusia sin capacidad de cuestionarlos, incluso, llegado el caso, si hubiera cambio de gobierno en Minsk, bajo la amenaza de ser ocupada por su “aliado” ruso. Luego está Moldavia, que no pertenece a la OTAN ni a la UE, y cuya presencia del XIV ejército ruso en Transnistria es inquietante y preocupa a las autoridades de ese país, que seguramente dejarán sus sueños europeístas y altantistas para otro momento más afortunado.
7. Los neutrales de Europa cambian de bando. Suecia, Finlandia y Suiza, después de asistir aterrorizados ante lo que está ocurriendo en Ucrania, comienzan a pensarse seriamente lo de su neutralidad y pacifismo militantes. Finlandia, lógicamente, siendo fronteriza con Rusia, tiene miedo y el pasado, que siempre es una losa, pesa en el subconsciente colectivo, toda vez que ya el gigante ruso intentó ocuparles en 1939, sin éxito, en una cruenta guerra. Suecia conoce bien a los rusos y ya ha sufrido varios veces sus zarpazos. Y quizá Suiza, vista lo visto, prefiera mejor vivir bajo las botas del ‘imperialismo norteamericano” que bajo la despiadada bota putinesca y sus adláteres fascistas. Ya llaman todos a las puertas de la OTAN, ¡bienvenidos!
8. Alemania se arma y prepara para la guerra. Lo nunca visto, de repente, y bajo una coalición de izquierdas, Alemania abandona su discurso pacifista de toda la vida y anuncia que, a partir de ahora, gastará un 2% de su presupuesto en defensa, tal como les había sugerido en alguna ocasión el presidente norteamericano Donald Trump. Aparte de esa medida, también anuncia que modernizará a sus anquilosadas Fuerzas Armadas y destinará a dicho plan unos 100.000 millones de euros, contraviniendo la política de defensa de muchas décadas en esta materia y la neutralidad casi activa de la anterior canciller Angel Merkel, cuyos planes para un gasoducto con Rusia quizá vayan a parar al cubo de la basura. Ojalá.
9. El discurso aislacionista de Trump pierde todo su sentido. El ex presidente norteamericano Donald Trump, por cierto gran amigo de Vladimir Putin, queda absolutamente desautorizado y deslegitimado en esta crisis, tal como los hechos están demostrando y ulteriores lo corroborarán. El gran patán y golpista profeso desautorizó y deslegitimó a la OTAN, se mofó públicamente de la Unión Europea y truncó el vínculo transatlántico, que ha revitalizado Joe Biden, dejando a Occidente indefenso frente a Putin y China. Ahora, con la crisis de Ucrania, poco a poco, se va recuperando la necesaria confianza y unidad de Occidente para hacer frente a esta afrenta. El aislacionismo norteamericano no llevaba a nada, solamente a ese callejón sin salida que han sido Hitler y Putin en la historia. Trump debería ser juzgado por delitos de alta traición, incitación al golpe de Estado y conspiración con el enemigo para ejecutar crímenes de guerra. Qué suerte si nos libramos para siempre de este personaje payasesco y felón.
Fuente :Aurora Digital
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