Abril 18, 2024
La empresa israelí RedDress diseñó un vendaje creado a partir de la propia sangre para pacientes con problemas de cicatrización
Esta innovadora solución estimula la curación porque crea un coágulo fuera del cuerpo, de manera artificial.
RedDress, la empresa que creó estas innovadoras vendas, es una compañía MedTech israelí creada en el 2009. Foto: Cottonbro studio/ Pexels. Son muchas las personas a las que un simple corte puede causarles un problema serio. Por ejemplo, los pacientes diabéticos presentan una circulación sanguínea deficiente. Esto hace que, ante una herida, el cuerpo no pueda brindar los nutrientes necesarios para el crecimiento celular que requiere la curación de cualquier corte.
RedDress es una empresa israelí dentro del área MedTech que desarrolló una solución para este problema. El sistema ActiGraft es un procedimiento a través del cual se produce un vendaje a partir de la sangre del mismo paciente.
Requiere solamente una extracción de sangre muy pequeña. La sangre se almacena durante unos minutos en un recipiente transparente, junto a la fórmula patentada por RedDress. Después de ese tiempo, el vendaje personalizado está listo.
A partir de esto, cuando la persona tenga un corte o rasguño, puede aplicar el vendaje creado. Al estar hecho de su propia sangre, la venda activa un mecanismo que estimula el crecimiento de las células necesarias para que la herida se cure.
Alan Kushnir, director ejecutivo de Red Dress, y el hijo de su fundador, Igal Kushnir, explicó el funcionamiento de esta innovadora tecnología médica. “Tomamos el coágulo de sangre y lo trasplantamos nuevamente al cuerpo del paciente. Cuando hacemos eso, engañamos al cuerpo haciéndole creer que hay una herida sangrante. Y el cuerpo reinicia el proceso de curación y comienza a curar las heridas que antes no curaba”, explicó Kushnir.
Israel construyó su primera estación terrestre para rastrear, detectar y fotografiar satélites de alta velocidad en el espacio.
El observatorio cuenta con cámaras de seguimiento y de alta velocidad, equipo láser y un robot de seguimiento que puede transportar dos telescopios simultáneamente. Foto: cortesía El observatorio satelital es uno de los más avanzados del mundo y capaz de comunicarse con satélites mediante láseres. El mismo está en el Centro de Ciencia y Tecnología Cuántica de la Universidad de Tel Aviv (TAU), y posee cámaras de seguimiento y de alta velocidad.
Los otros elementos que cuenta son equipos láser y un robot de seguimiento que transporte dos telescopios simultáneamente. “La estación terrestre está diseñada para observar satélites, que son pequeños cuerpos de 400 a 500 kilómetros de altura que se mueven a unos 30.000 km/h”. Esto dijo el profesor Yaron Oz, director del Centro de Ciencia y Tecnología Cuántica de la universidad.
“La capacidad de rastrear satélites es una habilidad muy precisa. El satélite pasa muy rápido, y durante este tiempo hay que fotografiarlo en el centro de la imagen y en varios rangos diferentes del espectro electromagnético para conocer detalles sobre él. Este es el primer y único observatorio satelital en Israel, y se encuentra entre los más avanzados del mundo entero”.
Por su parte, el nuevo lugar puede proteger y transmitir datos encriptados que los satélites adquieren usando las leyes de la física cuántica. “Teóricamente hablando, la comunicación cuántica está completamente encriptada”, explica el Prof. Oz. “Es imposible lanzar un ciberataque y copiar la información, porque en la mecánica cuántica hay un principio que impide la copia”.
“Tan pronto como un tercero intenta interceptar un mensaje, destruye la señal original, por ejemplo, cambiando la polarización de los fotones, y ambas partes que se comunican sabrán que alguien trató de escucharlos. Así es como funciona en teoría”.
Por último, los expertos de la TAU intentarán establecer comunicación cuántica entre estaciones terrestres, drones y luego con un satélite de uno de sus socios internacionales.
Estos robots autónomos pueden cosechar con precisión y suavidad sin cansarse ni necesitar un descanso. Una solución a un problema mundial.
Un FAR de Tevel Aerobotics trabajando en Italia. Foto cortesía de Tevel Por Brian Blum
La fruta que se pudre en los árboles o en el suelo les cuesta a los agricultores unos 30.000 millones de dólares en ventas al año mientras que los cultivos recolectados incluso con dos semanas de retraso pierden el 80 por ciento de su valor.
Una de las principales razones del desperdicio es la escasez mundial de recolectores de frutas, que se estima que para 2050 crecerá a cinco millones de trabajadores.
Incluso en la actualidad más del diez por ciento de toda la fruta del mundo no se puede cosechar, lo que equivale al consumo anual total de toda la Unión Europea.
Entonces, ¿qué debe hacer un productor? Si no puede contratar trabajadores para recoger la fruta, debería usar drones.
Con ese concepto, la startup israelí Tevel Aerobotics Technoloigies desarrolló robots autónomos voladores (FAR, por sus siglas en inglés) que despegan de una base, recogen solo la fruta madura del árbol y la bajan suavemente para que sea recolectada.
Al no ser humanos, durante la cosecha los recolectores robóticos de Tevel pueden trabajar las 24 horas del día, todos los días. No se cansan nunca y no necesitan salir a tomar un café o ir al baño.
Estos dispositivos funcionan con gas y electricidad y están atados, por lo que no necesitan aterrizar para recargarse.
Cada uno de los FAR está equipado con inteligencia artificial (IA) avanzada que lo ayuda a determinar si una fruta en particular está lista para ser recolectada.
El aparato tuerce y desvía la fruta de la rama con su brazo mecánico de un metro de largo y, si esta tiene imperfecciones que la hacen invendible, comprende que debe desecharse.
“Los robots están equipados con sensores y cámaras. Recopilamos toda la información, hacemos la fusión de datos en el video, y gracias a nuestros algoritmos de aprendizaje automático calcular cómo está la fruta, cuál es la mejor trayectoria para acceder a ella, etc. Hay muchas decisiones que deben tomarse. Y todo se hace de forma autónoma y en tiempo real”, le explicó Yaniv Maor, director ejecutivo de Tevel, a ISRAEL21c en Español.
Sin embargo, los robots de Tevel necesitan algo de configuración. Los agricultores, señaló Maor, establecen los parámetros sobre qué frutas quieren recoger, cuál es su clasificación de color para la maduración, cuál es el peso y tamaño deseados y más.
Yaniv Maor, director ejecutivo de Tevel Aerobotics, en el campo. Foto cortesía de Tevel La configuración toma de una a dos horas, y el personal de Tevel se queda durante una semana para capacitar al agricultor sobre cómo operar el sistema. La empresa también está disponible para resolver problemas que surgen.
Además de recoger, los FAR pueden podar hojas muertas o innecesarias, y en el futuro, podrán rociar pesticidas si es necesario.
Los robots se controlan a través de una aplicación en un dispositivo móvil que analiza los datos recopilados para los agricultores.
“Se puede ver la cantidad de fruta recolectada, su peso, la efectividad de cualquier pesticida o si hubo alguna enfermedad. Los datos pueden permitirle al agricultor saber si debe regar más o menos, ver qué partes de la huerta se están produciendo más o menos fruta y más. Todo esto le permite al productor saber qué áreas deben abordarse. Los agricultores están muy necesitados de estos datos. Los análisis son invaluables para este negocio”, indicó.
Los datos también ayudan a administrar la planta de empaque. “Hoy en día, los distribuidores no saben lo que hay dentro de las cajas. Simplemente saben que lo obtuvieron del recolector”, dijo Maor.
De manzanas a aguacates
Tevel comenzó con manzanas pero desde entonces sumó melocotones, nectarinas, ciruelas y albaricoques.
“Todas las semanas añadimos una variedad adicional de fruta. Ahora tenemos una biblioteca completa de frutas para poder elegir de antemano”, manifestó. Y agregó que el año que viene se sumarán los aguacates.
Estos son fruta, a pesar de que algunos s insisten en que es una verdura.
Pero, ¿por qué no darles el mismo tratamiento a las verduras?
“Las frutas son cultivos de muy alto valor. Se cultivan durante todo el año, luego solo hay un tiempo de producción. Entonces, el valor de cada pieza de fruta es muy alto. También es necesario elegir selectivamente y no todo a la vez”, explicó.
Todas estas inteligencias robóticas no fueron fáciles, económicas ni rápidas de comercializar: el sistema estuvo en desarrollo durante unos cinco años y la compañía ya recaudó alrededor de 30 millones de dólares.
Listo para la venta
Finalmente los FAR de Tevel están listos para la venta pero no de forma directa a los agricultores, sino a través de los vendedores que construyen los sistemas de recolección y transporte para llevar la fruta de la granja a la mesa.
Tevel cobra una tarifa de software como servicio que incluye todos los costos para el agricultor. El precio varía dependiendo de cuántos robots se requieran.
Maor estimó que un solo robot puede cubrir una hectárea en el transcurso de una temporada de cosecha. Así, una finca grande puede necesitar entre 1.000 y 2.000 unidades.
Yaniv Maor muestra el robot autónomo volador de Tevel Aerobotics. Foto cortesía de Tevel Para Maor, la tecnología de la compañía les ahorrará dinero a los agricultores: “No necesitarán tanta gente pero la razón principal no son los ahorros, sino que la mano de obra no están disponible”.
En EEUU, los trabajadores mexicanos, que constituían la mayor parte de los recolectores de la industria, no volvieron luego de la pandemia. Los problemas de cuotas y visas han contribuido a la escasez.
Eyal Desheh y Yaniv Maor de Tevel Aerobotic Technologies. Foto cortesía de Tevel La empresa tiene competencia pero no con robots voladores. “Todas las otras soluciones se basan en unidades terrestres con movimiento limitado mientras que nuestros robots son pequeños, ágiles y con excelente movilidad”, remarcó.
Maor no es agricultor de oficio sino un ejecutivo de tecnología con experiencia en visión artificial y electro-óptica para electrónica de consumo y aplicaciones de defensa.
“Diez años atrás veía en la TV un documental sobre la crisis laboral en la agricultura en Israel. Ví como llevaron a jóvenes sanos de 20 años a trabajar en el campo. Después de medio día, todos se fueron. Me quedé impactado. Desde una perspectiva tecnológica, vi que ese era un gran problema que necesitaba una gran solución”, se sinceró.
Fuente : Aurora Digital
Pacífico Comunicaciones
Victor Villasante En China, la urbanización dejó a muchos huertos sin nadie que trabaje en ellos.
“El año pasado recolectamos en Italia y trabajamos durante cinco semanas seguidas. Tuvimos excelentes resultados. Cada noche, el granjero tomaba una canasta de los recolectores humanos y otra de los recolectores robotizados. Los robots recogieron igual o mejor que las personas”, destacó.
De todos modos, aún hay margen de mejora. “Estamos trabajando en la velocidad. Nuestro objetivo es que un robot volador elija tal como lo hace una persona”, definió.
Un robot por hectárea
Tevel tiene alrededor de 20 colaboraciones en EEUU y Europa, incluidos Italia, el Estado California y (pronto) Washington.
El presidente del directorio de la compañía es Eyal Desheh, ex presidente de Isracard y director financiero de Teva Pharmaceuticals y Check Point. Entre los inversores están Maverick Ventures y OurCrowd.
Y también pueden enviar imágenes a su doctor para exámenes.
Así se hacen el estudio las mujeres. Foto: https://pulsenmore.com/ La startup israelí PulseNmore creó un dispositivo de ultrasonido de mano para las embarazadas. El mismo se conecta a cualquier teléfono inteligente para que las mujeres controlen la salud del bebé y puedan mandar fotos a los doctores para futuro exámenes.
Además, la aplicación móvil es fácil de usar porque guía al paciente mediante un autoexamen y permite la consulta en línea con un médico. La misma funciona con un sotfware basado en la nube, mientras el médico revisa el escaneo e interactúa.
Para tener acceso a toda la información, cualquier persona puede registrarse al Hub de la app. Con ese paso, tendrá acceso completo a artículos, resúmenes, informes de casos y materiales de capacitación. La herramienta se asoció con GE Healthcare, que incluye una inversión de 50 millones de dólares.
Además, PulseNmore ganó dos premios Telehealth Innovators Challenge en ATA 2022 y obtuvo un contrato millonario con Clalit Health Services para un dispositivo de ultrasonido para procesos de FIV.
Fieldin añade inteligencia y automatización a todo el proceso agrícola y ofrece respuestas a los agricultores que buscan mayor rédito y más cuidado del entorno.
Una plantación de almendros en Israel. Foto: Ran Berkovich/Unsplash Por Brian Blum
La imagen del clásico y rudo granjero de Israel que cuida los campos y sacude los árboles para que caigan aceitunas, manzanas y uvas es a la vez icónica y romántica pero está muy desactualizada.
Hoy, la mayoría de la plantaciones del mundo occidental -incluido Israel- se parecen más a fábricas mecanizadas al aire libre que a los campos de kibutz del pasado que usaban una intensiva mano de obra.
Ese contexto representó una oportunidad para Boaz Bachar e Iftach Birger, directivos de Fieldin, una startup de Israel que busca digitalizar la agricultura.
Para Bachar, la agricultura comercial está basada en capacidades operativas y no en conocimientos agronómicos ya que es “como fabricar pero en lugar de un automóvil, producimos una nuez o una uva”.
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A la izquierda, Boaz Bachar, director ejecutivo de Fieldin. A su lado, Iftach Birger, director de operaciones de la compañía. Foto cortesía de Fieldin La empresa digitaliza todo el proceso al conectar sensores al equipo en una granja (tractores, arados, cosechadoras y rociadores de pesticidas) que transmiten de forma inalámbrica datos sobre lo que sucede en los campos.
¿Falto rociar una hilera? ¿Cuántos segundos hacen falta para cosechar cada árbol y qué se puede hacer para mejorar la eficacia? ¿Los trabajadores cosechan de la mejor forma? ¿Cuánta agua se está usando? ¿Qué tan dramáticas son las emisiones de carbono?
El sistema de Fieldin busca responder a estas y a otras preguntas, y se puede personalizar para enviar mensajes según sea necesario (es que la información se comparte con el personal de la huerta correspondiente).
Los que dirigen las cuadrillas de agricultores pueden querer tener una actualización cada pocas horas mientras descansan de su trabajo en el campo, y es posible que el propietario de una granja solo necesite un resumen semanal.
“Lo primero que hacemos es crear puntos de referencia, algo que los productores nunca habían tenido antes. ¿Cuál es una buena tasa de productividad en términos de hectáreas por hora? Antes de Fieldin, nadie lo sabía y todos tenían sus propias prácticas tribales y culturales. Cuando miramos el panorama más amplio, podemos realizar un análisis. Así es como los huertos mejoran su eficiencia. Dentro de un mes de la evaluación comparativa, los granjeros comenzarán a ver el éxito”, le dijo Bachar a ISRAEL21c en Español.
En la actualidad, Fieldin aborda tres áreas principales de la agricultura: cosecha inteligente (todo lo relacionado con la recolección de frutas y verduras de la manera más eficiente), pulverización inteligente (los plaguicidas son un mal necesario para la agricultura moderna y hay que saber qué y cuánto se rocía) y las “prácticas culturales” inteligentes (punto clave para la forma en que los peones manejan las tareas mecanizadas distintas de la fumigación o la cosecha).
Fieldin incluso puede rastrear a los empleados cuando escanean sus etiquetas de identificación al principio o al final del día mientras que también ayuda a los agricultores a evitar fallas en los equipos, mejorar sus actividades de cosecha, realizar un seguimiento de la duración de los procesos y determinar los mejores momentos para fumigar.
Almendras, aceitunas y uvas
La compañía se enfoca en cultivos de alto valor como almendras, aceitunas y uvas aunque uno de sus clientes más fuertes es Taylor Farms que cosecha un tercio de toda la lechuga consumida en EEUU.
Iftach Birger nació en el seno de una familia de agricultores que, según el directivo, es uno de los mayores productores de almendras y aceitunas en Israel. Su padre fue presidente de la junta de almendras de Israel durante casi 20 años.
Por su parte, Bachar accedió a la agricultura a través de su esposa ya que la familia de ella -nacida en un kibutz- cultivaba aguacates.
Cuando Bachar y Birger se conocieron les quedó claro que mejorar la agricultura era su vocación principal.
En 2013 fundaron Fieldin y cinco años después ya habían alcanzado el 50 por ciento de los productores relevantes en Israel, lo que los decidió a expandirse.
Así, la empresa abrió una oficina en Silicon Valley y los directivos se mudaron a Sunnyvale. https://aurora-israel.co.il/wp-content/uploads/2021/11/Fieldin-_technology_illustration.-768x512.jpg
Fieldin tiene como meta digitalizar la agricultura. Ilustración fotográfica cortesía de Fieldin En la actualidad, Fieldin tiene 60 empleados (en su mayoría ingenieros) en sus instalaciones locales en Yokne’am; otros 46 en California; y cuatro en Australia, donde uno de sus clientes californianos gestiona una gran plantación de almendros.
Además, la empresa tiene unos 200 clientes en todo el mundo, incluidas cinco de las diez plantaciones más grandes de California. Entre sus clientes se encuentran Olam (almendras), California Olive Ranch (aceitunas) y Carmel Wines (uvas) en Israel. Un dato: el software Fieldin respalda más del 20 por ciento de la producción mundial de almendras.
Cambio de reglas
Luego de recaudar 55 millones de dólares en inversiones, Fieldin trabaja hoy para permitir que las granjas se vuelvan totalmente autónomas con recolectores y pulverizadores mecanizados.
“Este es un cambio de las reglas de juego para los agricultores comerciales que quieren prosperar en medio de las complejidades de la era agrícola que se avecina”, dijo Bachar.
Fieldin afirma que su software puede mejorar la productividad en un 25 por ciento medido por la cantidad de hectáreas cubiertas por turno. Gracias a su creciente base de clientes, Fieldin ya monitoreó casi tres millones de horas de tractor y más de cuatro millones de hectáreas.
Al optimizar la forma en que se utilizan los equipos agrícolas que funcionan con combustible es posible reducir las emisiones de carbono y el uso de pesticidas.
“Intentamos que la agricultura sea más sustentable”, le dijo Birger ISRAEL21c. Y añadió: “No se trata solo del cambio climático sino de mejorar la agricultura”.
Adaptarse a la pandemia
Los directivos de Fieldin se encontraron tratando de hacer crecer su empresa en medio de la pandemia de COVID-19, algo que en un principio se convirtió en un desafío al principio.
Con la actividad turística reducida de manera drástica cuando comenzó la crisis del coronavirus, la demanda de frutas y verduras usadas en hoteles y aviones cayó a un nivel histórico. Ese fue un problema para las huertas, que deben plantar sus campos con meses de anticipación en función de las previsiones de ventas.
Luego, a fines de 2020 cuando los productores comenzaban a adaptarse a su nueva realidad, la demanda se recuperó, lo que provocó problemas en la cadena de suministro. Para el primer trimestre de 2021, la situación había vuelto a los niveles anteriores al COVID-19.
La necesidad de restringir la interacción humana cuando tras la aparición de la pandemia solo aceleró el deseo de la industria de automatizarse. Esa fue una de las razones por las que Fieldin recaudó una ronda de Serie B de 30 millones de dólares en septiembre.
Algunos de los fondos ayudarán a fortalecer el equipo de productores exitosos. A cada huerta se le asigna un miembro del equipo de Fieldin que trabaja con los agricultores para instalar los sensores y configurar la interfaz de notificación y el tablero centralizado.
Fieldin tiene competidores pero otras compañías buscan principalmente áreas específicas como el riego o el presupuesto en vez de la digitalización.
Bachar estimó el valor mundial de cultivos de alto valor en 1.200 billones de dólares. “Creemos que podemos capturar el 5 por ciento de eso”, contó.
Por sí sola, la industria agrícola de California tiene un valor de 30 mil millones.
La meta final es llevar una sensibilidad de alta tecnología a una industria que normalmente tarda en abrazar la revolución tecnológica.
Si eso da como resultado frutas y verduras de mayor calidad a precios competitivos y más ganancias para los agricultores, el beneficio será compartido para toda la actividad agrícola.
Fuente: ISRAEL21c
Pacífico Comunicaciones
Victor Villasante
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Pacifico Comunicaciones

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